Naranjo


Caminar sin mirar,

sin sentir siquiera la presencia 

de lo que nos rodea.

Ni la llovizna gris del azahar

a Naranjo florecido.

Enigmático, 

esbelto,

desafiante,

Acá estoy, desoyendo a extraños

que hablan solos,

ausentes,

indiferentes,

apáticos.

No me miran,

 les ofrezco los dones de  mi vientre,

frutos de colores, aromas y sabores

Algunos agrios, otros dulces,

de torrentes memoriosos.

Soy testigo del tiempo,

mi tronco muestra las cicatrices,

y mis pies se aferran a la tierra,

escondidas al acecho inclemente

de la vida.



 Zenón en el camino

Campana (B), junio 2025

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