Otra tarde en ese brazo esquivo
de un río que no deja de vivir,
al acecho de una Isla sin nombre,
o como dicen los ribereños, La Isla.
Atenazada por causes cortados a machete,
filtrados por espineles de los viejos mensú,
de palmas surcadas por jarillas
en alabanzas al fruto milenario.
Un sedimento barroso,
ocre,
verde
y negro,
pulverizan las márgenes iracundas,
al vaivén suave de un agua mansa.
En noche cerrada se acoplan las barcazas
en sonidos de espesa niebla y noctámbulos caburés.
Yo..., solo testigo de esa vida ajena,
secreta,
enigmática
y oculta
No dejo de preguntarme si allí se
encuentra la Felicidad.
Zenón por los márgenes de la Felicidad
Hoy 15 de Agosto 2025
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