Los cielos se convirtieron en
praderas,
inmensamente eternas
El aire sabía a jazmines,
penetraban en los poros
haciéndose carne
Tornábanse celestes púrpuras,
inflamando cada una de las células.
El verde asomó por el Este,
mezclándose con el amarillo de esa
luz,
aproximándose con pasos cansinos.
Se encontró con el Ser proclamando la
buena
Nueva,
la Eternidad,
el reino de las praderas.
La maldad y la traición mellaron,
socavaron hasta el abismo las
palabras.
Las praderas volvieron a los cielos,
El Sol se apoderó de los cerros.
Zenón del Arrabal
un día de 2022
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