Dejemos a las palabras,
solo a las palabras.
y a la suave mano que descansa sin interés,
la que aquieta la brisa fresca y hasta
hostil del vacío
tan escurridizo,
amaneado y chato.
Que alfabeto descifrará emociones,
sensaciones,
o el gesto de las miradas llenas de rubor,
desviadas por vergüenza
O la corriente mansa de una ola sin espuma,
de un mar que grita por sus márgenes,
por sus oriyas,
por esa esquina sin palabras
y por esa mano suave que envuelve tu secreto.
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