Los espejos multiplican la pobreza
de nuestras miradas,
en esa tarde hostil de un invierno
perezoso.
Adentrándonos por senderos de piedra,
cielos diáfanos y
nubes escondidas,
se avecina lo imposible
Es el destino
que inconscientemente buscamos,
en la pereza de lugares
comunes,
cómodos,
afables y reposados
Una tranquilidad de mejillas frescas,
labios secos de vocablos
y promesas incumplidas
Cansino es el paso de los días,
lento el camino de los meses
y torpes los años del pasado
que nos separó para siempre,
en aquel crepúsculo
de un rústico amanecer

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